
Donde Se Oculta El Peligro
"Dejaremos eso por el momento". Una sonrisa se asomó por sus labios. "¿Te sientes mejor ahora?"
"Sí." No.
"Bien. ¿Entonces puedo asumir que la cena sigue en pié? Él seguía ocupando su espacio. "Escúchame antes de que tomes cualquier decisión precipitada."
"De acuerdo. Cena. Despues ya veremos."
* * * *
Taylor sabía que había equivocado al elegir el restaurante. Quería uno que fuese tranquilo y fuera de lo común, un lugar donde no corriera el riesgo de ver a nadie conocido. No necesitaba responder a preguntas sobre Noah Cantrell cuando ella misma aún no tenía respuestas. Pero el ambiente era más íntimo de lo que recordaba, la cabina de la esquina estaba dispuesta de manera que sus rodillas se tocaran debajo de la mesa.
Su presencia era todavía sobrecogedora, sensual, masculina. Pantera era una buena palabra para describirlo, con su poder enjaulado, su gracia selvática y el aura oscura que lo rodeaba. Pero también tenía un aire a guerrero y ella se preguntó por sus ancestros.
Ninguno de los dos pidieron alcohol, como si estuvieran determinados a mantener las cosas en orden y operar con la cabeza despejada. Y después de la bomba que le lanzó Noah, se preguntó si no debería cambiar de opinión y volver a hacerse amiga de Jack Daniel's.
"¿Él hizo qué?" Ella no podía creer lo que acababa de oir.
"Te hizo su única heredera. Punto. Ah"—agitó los dedos en el aire—"tiene algunos legados estipulados desde hace tiempo, pero el resto es para ti".
"Él no sabe nada de mí." Taylor trató de sacar su cerebro de la marcha lenta. "Hizo que me echaran de su edificio cuando llegué a San Antonio. ¿Por qué me lo dejaría todo a mí?"
Noah le dió una carpeta que trajo consigo al restaurante. "No ignoró completamente tu súplica. Josiah no era nada si no era minucioso. Esa fue una de las claves de su éxito. Lee todo lo que está aqui. Cuando lo hayas hecho, responderé a tus preguntas."
La observó con los ojos entrecerrados mientras ella escaneaba los papeles. Un reporte de laboratorio. Un reporte de crédito. Una copia del testamento de sus abuelos. Sus créditos universitarios. Y seguía y seguía. Un registro completo de su vida. Estaba dispuesta a coger la carpeta y romper todo lo que contenía cuando llegó al último elemento, una foto en blanco y negro de una joven pareja que sonreía felizmente, abrazada. La mujer llevaba un pequeño ramo de rosas y el hombre tenía una rosa pegada en la solapa. Incluso con lo vieja que era la foto, a nadie se le escapaba el amor que brillaba en sus rostros.
"Dale la vuelta," dijo Noah.
Le dió la vuelta para ver la parte trasera y sus ojos se abrieron más.
Pensé que te gustaría esta imagen de tus padres. Laura era el amor de mi vida. Para siempre. Tu padre, Josiah Gaines.
Taylor quiso bajar la cabeza y llorar. Por ella. Por la joven pareja que tan desesperadamente se querían cuyas vidas habían sido destrozadas por personas que no daban cabida a las emociones. Por todo lo que podría haber sido y no fue.
"Creo que beberé algo después de todo." Hizo una señal al camarero.
"Yo que tú me ceñiría al vino," advirtió Noah. "Tenemos mucho de lo que discutir."
"¿Y podría perder la cabeza y atacarte de nuevo?" Ella cerró las manos en puños. "Tal vez esto fue un error."
Le agarró las manos. "Esto no es ningún error. En ningún aspecto. Y la próxima vez que te folle, pequeña, no será porque has bebido el alcohol de una semana."
El aliento se le quedó en la garganta. "Yo no..."
"Sí. Tú sí. Y sí, lo haremos." Su voz era lenta e intensa. "No creas que nada de lo que está pasando se interpondrá en lo que ambos sabemos que va a pasar". Soltó sus manos y volvió a sentarse, con una mirada extrañamente inquieta. "Sea lo que sea lo que hay entre nosotros, tenemos que domarlo y seguir adelante. Tenemos negocios que llevar a cabo y más ojos de los que puedas imaginar nos estarán observando".
Domarlo. Seguir adelante. Como si estuvieran exorcisando un demonio.
Si tuviera sentido común, se levantaría y saldría corriendo del restaurante tan rápido como pudiera. Lejos del legado de Josiah Gaines. Lejos de lo que tenía que decirle Noah Cantrell. Pero más importante, lejos del hombre mismo. Estaba enfadada, asustada y excitada al mismo tiempo. Y la lujuria erótica que él había despertado en lo más profundo de su ser presionaba con fuerza para estallar de nuevo.
Con un esfuerzo de voluntad, se recompuso.
"Olvidando los asuntos personales. ¿Qué es tan urgente de todo esto? ¿No podría renunciar a cualquier reclamación de la herencia para que todos podais seguir con vuestros asuntos?"
Noah negó con la cabeza. "Es más complicado que eso. Pasó algo la semana anterior al asesinato de Josiah, pero no sé el qué. No parecía haber nada inusual el dia anterior a salir de viaje y fue asesinado en el camino a casa desde el aeropuerto el día que regresó. Me llamó tan pronto como aterrizó y me dijo que necesitaba reunirse conmigo, pero lo hacía a menudo. Sea lo que fuera, nunca llegamos a discutirlo. Fue asesinado en el camino a casa desde el aeropuerto."
"¡Dios mio!" Taylor se frotó las sienes, tratando de asimilar lo que estaba escuchando. "¿Quién ha llevado la empresa desde entonces?"
"Kate Belden, la vice presidenta ejecutiva de Arroyo."
Su tono de voz lo decía todo.
"No te gusta," dedujo Taylor.
Noah se encogió de hombros como siempre. "No es mi tipo. Es una máquina en piel humana con grandes aspiraciones."
Taylor levantó una ceja. "¿Cómo de grandes?"
"Aparentemente se consideraba a sí misma la heredera de Josiah. Sé que asumió que la junta directiva la votaría automáticamente para el puesto de directora general. Lleva un mes ejerciendo una activa labor de presión. Tú serás una pequeña sorpresa para ella."
Ella frunció el ceño. "No lo entiendo."
"El testamento de Josiah te da el sesenta porciento de Arroyo. Tengo delegaciones de la mayoría de la junta que te nombran directora general temporal".
Taylor se quedó boquiabierta. "¿Qué? Me estás vacilando, ¿verdad?
Noah negó con la cabeza. "No de momento. Le debo a Josiah mantener unido lo que construyó y averiguar lo que está mal. Parece que tú tendrás que ser el pegamento."
Ella dio un buen trago de su vino. "¿Qué crees que sé sobre la gestión de un conglomerado como Arroyo? ¿En qué pensaba Josiah?"
Noah cogió la carpeta que había estado mirando, la abrió y sacó dos hojas de papel.
"Yo diría que un grado en empresariales de la Universidad de Tama y un MBA de la Universidad del Sur de Florida no es un mal comienzo. Te graduaste como la mejor de la clase ambas veces." Le dió la vuelta a la hoja de papel. "Las excelentes recomendaciones de tus profesores te consiguieron un puesto de asesor de inversiones en Clemens Jacobs Financial Services y fuiste la mejor productora. La persona más joven de la historia en ser admitida como socio por la vía rápida." Alzó la vista. "Probablemente sepas más de lo que las personas con las que te vas a reunir esperan de ti."
Ella estaba teniendo problemas para comprender su gran conocimiento sobre ella. "En cualquier caso, ¿cómo has obtenido esa información?"
"La mayoría del material son archivos públicos. Y el dinero puede comprar lo que séa si gastas lo suficiente."
Taylor se quitó el pelo de la cara. "No sabía yo eso." No pudo evitar que la amargura de su voz. Abrió la carpeta de nuevo, estudiando cada hoja de papel. "Este test de ADN. Asumo que usaste algo de mi habitación del hotel. ¿De eso se trataba todo esto?"
Le agarró la muñeca antes de que ella le viera extender la mano.
"No fui yo el que estaba tan caliente que me desgarré la ropa," señaló él con voz tensa. "Pero eso no es importante. Lo que es importante es que yo no huí de eso, que me condenen por idiota. Y no, podría haber tenido lo que necesitaba de muchas maneras. Y no necesitaba llevarte a la cama para hacerlo."
Su rostro se calentó y apartó el brazo. El repentino movimiento hizo caer la copa de vino y se derramó sobre ambos. Taylor se sacudió y agarró su servilleta, secando ineficazmente su falda. Miró de reojo a Noah para ver cómo se limpiaba la chaqueta del traje con una mirada implacable.
"Lo siento." Tiró la servilleta sobre la mesa. "La estoy liando, como siempre. Ahora, bastante literal. ¿Por qué no me dices cómo hemos llegado a este punto y qué necesitas, en el menor número de frases posible?"
"Bien." Su voz era firme, pero cuando le miró a la cara vio el brillo de sus ojos. "En cuanto a lo que hay en la carpeta, Josiah me hizo comprobar todo lo relacionado contigo. Quería estar seguro de que no le daba la espalda a alguien que era realmente suyo. Cuando le llevé la carpeta, él se encerró en su madriguera y se emborrachó de forma apestosa".
"¿Se emborrachó?"
Noah asintió. "Tuve que hacer palanca en la puerta para abrirla a la mañana siguiente. Él estaba sentado en su escritorio sujetando una foto de tu madre. Nunca me dijo que había pasado ese día, pero me dio instrucciones."
"Instrucciones." Dejó caer la servilleta sobre la mancha de la falda.
"Sí. Estaba en medio de la investigación de lo que ocurría con Arroyo o te habría pedido que volvieras enseguida. Le llevé a San Antonio a un abogado al que ya había recurrido para actividades privadas y le redactaron el nuevo testamento. Para entonces ya había conseguido él mismo las delegaciones de la junta, con el voto asignado a mí para un nuevo director general".
Taylor frunció el ceño. "¿El equipo no pensó que era extraño?"
"Tal vez. No sé como lo hizo. Me dijo que este era su plan alternativo. Por si acaso. Sabía que planeaba ir a Tampa para verte cuando lo mataron."
"¿La policía ha avanzado algo en el caso?"
Noah hizo un sonido de disgusto. "La policía no puede encontrar su culo sin usar ambas manos. Si alguien va a encontrar respuestas sobre el asesinato de Josiah, ese tendré que ser yo. Todo lo que puedo decirte es que mi instinto me dice que tiene que ver con Arroyo, y eso ahora te involucra a ti."
Se apoyó en el respaldo de la cabina, tratando de darle algún sentido a todo aquello. "¿Y qué es lo que quieres que haga?"
"Vuelve a San Antonio conmigo. Múdate a Rancho Arroyo, la casa de Josiah. Toma las riendas de la empresa. Ayúdame a averiguar qué está pasando y quién está detrás. Puedo ponerte al corriente de los actores clave y ayudarte en lo que necesites. Estaré contigo en cada paso de este camino."
"Apostaría por ello." Ella soltó una breve risa. "¿Por qué te eligió Josiah para esto? ¿Qué es lo que ganas con todo esto, señor Cantrell? Perdóname, pero no te veo especialmente altruista."
Su mandíbula se tensó y tardó en contestarle. "Tengo una gran deuda con él. Una que nunca seré capaz de pagar. Haría lo que fuera por él. Y él confió en mí. Esto es por él."
"¿Y exactamente qué—"
Él sujetó su mano. "No. Los detalles no entran en discusión."
"Bueno." Bebió un sorbo de agua, tratando de encontrarle sentido a las cosas. "No quieres mucho, ¿verdad? ¿Y cuándo se supone que tengo que hacer esto?"
"Esta noche. Te daré los detalles y un resumen del reparto de personajes en el avión".
Taylor pensó que se desmayaría. ¿Esta noche? "Eso es imposible."
Noah volvió su mirada hacia ella. "Es necesario. ¿Qué podría retenerte? Sé que has renunciado a tu puesto de Clemens Jacobs. Y hoy era tu último día. No tienes compañeros cercanos a los que tengas que dar explicaciones. Ninguna...relación que te mantenga aquí."
Se levantó de golpe. "Has investigado mi vida amorosa? Eres la persona más arrogante del mundo."
Una de las comisuras de su boca se crispó. "Probablemente. Pero tenía que saber si tenías algún cabo suelto que necesitáramos atar. Tenía que tener una imagen completa de ti."
Apretó las manos alrededor de su vaso de agua. "Estoy segura de que te has reído mucho de lo patética que es esa imagen. Supongo que eso explica por qué me lancé sobre ti en la habitación del hotel."
"Te lo dije. Lo que pasó esa noche es cosa a parte." Frunció el ceño. "Una a la que definitivamente volveremos."
"¿Y qué hay de mi casa? ¿Otras cosas? No puedo simplemente coger un avión e irme."
"Sí, puedes. He traído gente conmigo para que se encargue de cerrar la casa y guardar el coche. Contrataremos un servicio de seguridad para echarle un ojo a las cosas."
Dejó el vaso con cuidado y lo miró fijamente al otro lado de la mesa, con las manos cruzadas frente a ella y los hombros rígidos. "Durante toda mi vida, la gente me ha estado diciendo lo que tenía que hacer. Dándome órdenes. Ajustando mis prioridades. Entonces descubro que esaa gente había destruido literalmente la vida de mi madre y se habría deshecho con gusto de la mía. Así que la tranquila y complaciente Taylor Scott ha desaparecido. Nadie me dirá lo que tengo que hacer. Nunca más. ¿Estoy siendo clara?"
Su mirada de respuesta fue igual de dura. "Esto es un poco más que decirte qué vestir y con quién cenar. Aquí está en juego toda una corporación. Y toda la gente envuelta en ella."
Volvió a coger el vino, bebió el resto lentamente y lo reemplazó con una mano que temblaba ligeramente. "Si esta gente está decidida a ocultar lo que hace, a apoderarse de la empresa, ¿qué les impide matarme? Probablemente pensaron que estaban libres y ahora aparezco yo."
Sus manos se tensaron ligeramente y despues se relajaron. "No dejaré que eso ocurra."
"De verdad." Ella rió, pero no era un sonido placentero. "No conseguiste mantener a Josiah a salvo."
La rabia se reflejó en sus ojos. "No esperabamos algo tan drástico. Ahora sí. Estaremos preparados."
Ella lo miró fijamente, con un conocimiento repentino que la inundó. "Quieres usarme como cebo."
"Taylor." Él se inclinó hacia delante. "Alguien tiene que tomar las riendas de esta carreta antes de que los ladrones de caballos la roben. Josiah te eligió a ti. Mis opciones son limitadas."
Jugueteó con su servilleta. "¿Crees que llegarías más lejos si me preguntaras en vez de ordenarme?"
Un músculo saltó en su mejilla. "De acuerdo. Te lo preguntaré. ¿Volverías conmigo a San Antonio y harías esto?"
Se sentó en silencio, dándole vueltas a todo en su mente.
Finalmente, habló de nuevo. "¿Estas asustada? ¿Tienes miedo de enfrentarte a un reto así.? ¿Tienes miedo de un poco de peligro?" Su voz se hizo más grave. "¿Tienes miedo de mí, pequeña?"
Si algo la hubiera empujado a ello, era esto. La nueva Taylor Scott no le tenía miedo a nada. Y él tenía razón. ¿Qué tenía que hacer aquí? Tal vez esta era una oportunidad para saber del padre que nunca había conocido. Para explorar quíen podría haber sido si sus abuelos no hubieran interferido.
"Condenación. No soy tu pequeña. Ni la de nadie." Se mordió el labio inferior por un momento. "De acuerdo. Volveré contigo. Pero quiero unas normas de base."
Él arqueó una ceja. "¿Y esas cuáles son?"
"No tengo ni idea de dónde me estoy metiendo. Tengo que depender de ti para pasar por esto, pero con una concidión. Somos iguales. Nada de órdenes. Te lo dije. Estoy a cargo de mí misma."
Pensó que había visto la mueca de una sonrisa en sus labios, después se fué. "De acuerdo. ¿Algo más?"
"Tengo unas cosas que hacer antes de irnos. Hacer las maletas, en primer lugar."
Noah ya estaba sacando su cartera y haciendole señas al camarero. "No lleves muchas cosas. Mañana vendrá una compradora personal con un nuevo vestuario para que lo veas. Ella sabrá lo que tiene que llevar la directora general de Arroyo y una residente de la lista A".
Taylor lo miró fijamente. "¿Una compradora? Estas muy seguro de ti mismo. Vas a elegir mi ropa por mí también? No lo creo."
Se mordió los labios por su evidente irritación. "Necesitarás un vestuario que diga quién eres. Estoy seguro de que no hay nada malo con el que tienes, pero estás a punto de convertirte en otra persona. ¿Puedes simplemente confiar en mí y no discutir? No tienes que llevar nada que no te guste."
Se tragó su propia molestia. "De acuerdo. Punto zanjado. ¿Qué otras sorpresas tienes para mí?"
Él se encogió de hombros. "Una cuenta corriente. Tarjetas de crédito. Otras cosas que necesitarás."
Taylor se deslizó fuera de la cabina. "Supongo que tengo que agradecerte por tu eficiencia."
"No pensaba irme sin ti, incluso si tenía que secuestrarte."
Por una vez, Taylor se quedó sin palabras. Mientras Noah la guiaba fuera del restaurante, su mente giraba en torno a los acontecimientos en los que se había visto envuelta, y su cuerpo empezaba a zumbar a la espera de lo que ese hombre pudiera querer de ella en privado. Y en si ella estaba dispuesta a dárselo. Su único pensamiento hizo uso de su recién adquirido lenguaje gráfico.
He perdido mi puta mente.
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